viernes, 9 de noviembre de 2007

Hasta el Tuétano

Suba información imaginaria que sea fácil de consumir. No se complique mucho, agarre las palabras del pescuezo y verá que hasta los muertos bailarán Rockabilly junto a James Dean.


Ahora si lo prefiere introduzca su dedo en el ano de su pareja o bien en el suyo propio, verá que el punto G es una trufa de manzana.


-recuerde: menos siempre es +


Vea a sus compañeras y caliéntese, es absolutamente comprensible que piense en las tablas de multiplicar cuando se está a punto de eyacular, es mejor que pensar en su abuelita.


El cáncer se produce por leer pelotudeces como éstas. No pierda su tiempo y escriba algo que nos rompa el umbral. La anestesia cuesta nada y el aborto excitará.

4 comentarios:

Taita de ocho dijo...

Jajajajajajajjajajaja.
Acá el honorable Jimmy (con acénto de comegalletas) o el feña enamorao........
Pero Yo.

Soy el primero, pongo la bandera de la mierda escrita en este territorio de la mierda ciber de mi gran bro.
Integraos salimos....y los blog tienen bloguitos....

Salute perro.....

Welcome to this fuckin' shit.

Taita de ocho dijo...

WEna weon, recuerda la biblioteca, ponle grasa a la manteca y persigue una gota maricona de la vidita, así como buscas la Goterita.

(telo echaré en caga)

Taita de ocho dijo...

¿cuándo mierda te vas a inspirar?
Recuerda esa noche con las colombianas.
Si no publica, la amenaza está latente, o es you, o blog, o en última instancia flog.
Corra el riesgo ramone. NO respondo por nada perro.
Doy 76 horas....
contando.........

Unknown dijo...

inberve....

1- no pudiste elegir unos colores más homosexuales
2- para que te haces blog si no escribes nunca en el, cambia la leserita pos...
3- y este es un regalito para ti, es un poema que sale en la pelicula
"El lado oscuro del corazon"; nose si la viste, sino es asi, obvio que no te la presto, devuelveme las que me tienes secuestradas, DESGRACIADO!!!!

pd: ojala encuentres a tu María Luisa

Espantapájaros 1 (oliverio girondo)

No se me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija.
Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! y en esto soy irreductible no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. ¡Si no saben volar pierden el tiempo las que pretendan seducirme!

Esta fue y no otra la razón de que me enamorase, tan locamente, de María Luisa.

¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos? ¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo y sus miradas de pronóstico reservado?

¡María Luisa era una verdadera pluma!

Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina, volaba del comedor a la despensa. Volando me preparaba el baño, la camisa. Volando realizaba sus compras, sus quehaceres

¡Con que impaciencia yo esperaba que volviese, volando, de algún paseo por los alrededores! Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado. "¡María Luisa! ¡María Luisa!"... y a los pocos segundos, ya me abrazaba con sus piernas de pluma, para llevarme, volando, a cualquier parte.

Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia que nos aproximaba al paraíso; durante horas enteras nos anidábamos en una nube, como dos ángeles, y de repente, en tirabuzón, en hoja muerta, el aterrizaje forzoso de un espasmo.

¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera..., aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas! ¡Qué voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes... la de pasarse las noches de un solo vuelo!

Después de conocer una mujer etérea, ¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre? ¿Verdad que no hay una diferencia sustancial entre vivir con una vaca o con una mujer que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?

Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de una mujer pedestre, y por más empeño que ponga en concebirlo, no me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando.